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Casualty Claims Team Leader Iberia de AXA XL

En la Península Ibérica se encuentra una de las zonas de producción de vino más reconocidas del mundo en este momento.
Cualquier persona, mínimamente aficionada al mundo del vino conoce los tintos de Rioja, los mundialmente famosos generosos del Marco de Jerez y las burbujas de Cava que se producen en gran parte en Cataluña, así como los vinos de zonas emergentes como el Bierzo, la Ribeira Sacra o las Islas Canarias y muchos otros vinos de regiones en auge, cultivados y embotellados en España y Portugal. La producción de vino es un negocio que mueve importantísimas sumas de dinero al año, sin embargo, no es en absoluto una actividad exenta de riesgo, sino sujeta a pérdidas de diversa índole que es fundamental tener en cuenta. 
Mariano Fisac, Casualty Claims Team Leader Iberia de ¾ÅÉ«ÊÓÆµ nos cuenta el papel que desempeña el seguro en la producción de vino, desde la viña hasta la barrica, pasando por la botella y la copa.


El sur de Europa es una de las regiones productoras de vino más importantes del mundo. La Unión Europea en su conjunto alberga el 45% de los viñedos del mundo en términos de superficie, y representa alrededor del 65% de la producción mundial de vino. Si bien Italia es el mayor productor de vino del mundo, le sigue de cerca España, que produce unos 39 millones de hectolitros al año y se sitúa sistemáticamente entre los tres primeros exportadores de vino del mundo. Además, España es el país con mayor superficie de viñedos, con más de un millón de hectáreas.

Además de ser el noveno exportador de vino del mundo, Portugal es el mayor productor de corcho y representa más de la mitad de todo el corcho producido en el mundo. 

La producción de vino y toda la industria que la rodea -embotellado, etiquetado, corcho, etc.- constituye una actividad enormemente relevante en la península. Y, como en cualquier negocio, pueden surgir varios riesgos importantes que pueden causar pérdidas de existencias o de beneficios. Se calcula que en los últimos diez años ha habido más de 10.000 siniestros relacionadas con la industria del vino sólo en España. Los seguros y la gestión de riesgos pueden desempeñar un papel fundamental para ayudar no sólo a reducir la magnitud de las posibles pérdidas que se producen cuando las cosas van mal y los daños se manifiestan de manera irreversible, sino también para garantizar la continuidad de la producción de vino y, en general, de la actividad.

Contaminación  e impurezas

Uno de los mayores riesgos a los que se enfrenta la producción de vino es la contaminación, que puede hacer que el vino no sea apto para el consumo por razones organolépticas, o, incluso, de salubridad. 

Los dos principales contaminantes del vino que pueden poner en jaque su comercialización son el TCA 2,4,6-tricloroanisol y las bacterias del vino, no son contaminantes, pero si pueden considerarse impurezas no deseables y los tartratos u otros elementos sólidos en el vino. 

El TCA 2,4,6-tricloroanisol es un derivado del anisol y es la principal causa de la contaminación del corcho en el vino. Este potente compuesto químico confiere al vino un aroma a moho y humedad y sabores extraños que, en el mejor de los casos, ocultan las cualidades originales del vino. La contaminación suele provenir de un hongo que se encuentra en los corchos, o a veces en otros materiales utilizados en la producción de vino.

La necesidad de detectar qué botellas han sido contaminadas puede ser difícil complicando así la gestión del siniestro. Hay que recurrir a catadores expertos para identificar las botellas  afectadas  aunque una vez localizado el vino afectado, suele resultar antieconómico recuperarlo. La póliza de seguro adecuada puede ayudar a los productores a transferir parte de este riesgo, siendo que además las pérdidas deberían poder recuperarse de la póliza de responsabilidad del proveedor de corcho, que normalmente tendrá la contaminación por TCA entre sus coberturas.

Los tartratos u otros elementos sólidos en el vino son los residuos que pueden surgir del proceso natural de elaboración del vino, pero que suelen ser desagradables para los consumidores. Si hay un fallo en el proceso de filtrado, estos residuos pueden aparecer en el vino.

Estos residuos no suponen un riesgo para la salud; de hecho, son conocidos como "diamantes del vino" por muchos expertos, que celebran encontrarlos en sus copas como indicador de un producto auténtico menos procesado. Pero el público en general no suele ser tan tolerante con estos elementos extraños. Para protegerse de los siniestros derivados de los residuos, que pongan en peligro el éxito comercial de sus vinos, especialmente en mercados generalistas, los productores deben asegurarse de que estén expresamente indicados en la cobertura de su seguro. También es posible recuperar los daños derivados del proceso de filtrado si, de nuevo, se incluye expresamente en la póliza de responsabilidad civil de los proveedores de los productos que fallaron en dicho proceso.

Corchos, botellas y etiquetas

Para llegar a servir una botella de vino en cualquier bar o en la una mesa de comedor existen elementos y un proceso que va mucho más de la mera producción del vino. Y, de nuevo, ante los riesgos inherentes a dichos procesos y productos, la cobertura del seguro puede desempeñar un papel fundamental.

En efecto, existen coberturas específicas para protegerse de las pérdidas derivadas de corchos potencialmente defectuosos que sean difíciles de extraer o que puedan romperse durante el descorche estropeando el momento de su disfrute. Piensen en el mal rato que puede pasar un camarero viendo cómo el corcho se desmorona entre sus manos ante el cliente. 

Es capital que los productores de vino gestionen adecuadamente los riesgos asociados a los derrames y a la rotura de depósitos, barriles o botellas y los tengan asegurados. Uno de los siniestros más repetitivos en bodega es el derrame, por diversos motivos, los daños pueden ser cuantiosos y las posibilidades de recuperación son muy escasas. 

También es relevante, sobre todo para los productores de vino de alta gama, que tengan un buen conocimiento de los diferentes lotes - o niveles de calidad - de sus vinos para ayudar a valorar el vino antes de su embotellado; esto ayuda a evaluar la magnitud de cualquier pérdida de vino antes de envasarlo, ya que algunos vinos pueden tener un precio mucho más alto que otros. En otras palabras, los procesos de una bodega deben mantener adecuadamente la trazabilidad de sus productos para poder demostrar, por ejemplo, que un depósito dañado contenía vino que procedía de una finca con características superiores, o se destinaba a una reserva de mayor valor, debido a su calidad, a fin de garantizar que se le compense en consecuencia.

También es muy recomendable que antes de la entrada en vigor de la póliza, se acuerden cláusulas de valoración o métodos de cálculo, para facilitar la evaluación de la pérdida de beneficios y ventas asegurada si el vino se pierde antes de llegar a los lineales.

Los daños en las vides son otro de los principales riesgos para los productores de vino y en los que el seguro puede desempeñar un papel importante. Los fenómenos asociados al cambio climático experimentados en los últimos años han tenido consecuencias dramáticas en muchos viñedos de todo el mundo. De hecho, siempre digo que quien aún no crea en el cambio climático debería pedir su opinión a uno o dos viticultores. La póliza de seguro adecuada puede ayudar a proteger los viñedos contra la pérdida o el daño de las vides causados por incidentes como el fuego, la explosión, rayos, viento, así como los daños causados por vehículos o animales salvajes, algo también muy frecuente. 

La valoración de estos siniestros debe basarse no sólo en el coste de las cepas que se replantan, sino también en la pérdida de las cosechas posteriores, ya que las vides no entran en producción regular hasta los cinco años. 

En AXA, tenemos una amplia gama de productos que pueden ayudar a los viticultores   a transferir algunos de estos riesgos, incluyendo soluciones paramétricas que pueden ofrecer pagos rápidos basados en factores climáticos. 

En este contexto, aunque más allá de los productores vinícolas, el seguro puede desempeñar un papel muy relevante, por ejemplo, ofreciendo cobertura a los productores de etiquetas de vino que, por diversas razones, puedan contener información incorrecta, problemas en adhesivos o errores de impresión. Por último, pero no menos importante, las aseguradoras también pueden ofrecer cobertura por fallos de la maquinaria en el proceso de producción.

Un negocio especializado como la producción de vino implica, naturalmente, un enorme grado de experiencia y conocimiento. Una acertada gestión de riesgos unida a las coberturas de seguro apropiadas son un elemento fundamental para que cualquier proyecto vinícola sea consistente, viable y por tanto contribuya a la rica variedad de vinos que hoy en día sitúan a la península ibérica en el mapa mundial de productores de calidad. Por ello, desde el sector del seguro, y particularmente desde el grupo AXA, tenemos el firme propósito de apoyar a la industria que en su conjunto garantiza que el vino llegue desde los viñedos de nuestra región hasta la copa del consumidor.

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