
La mente en la cabina: la neurociencia al servicio de sistemas más fiables
June 27, 2025
Por Ludovic Berlioux
Head of Aerospace Underwriting, Francia, AXA XL
Cuando se trata de gestionar la seguridad a 30 000 pies de altura, la tecnología, la formación y las listas de comprobación crean un entorno increíblemente seguro.
Sin embargo, el cerebro humano desempeña un papel fundamental en este sistema. ¿Cómo procesan la información los pilotos bajo estrés? ¿Cómo afecta la sobrecarga mental a la toma de decisiones? ¿Y cómo podemos diseñar sistemas que ayuden, en lugar de debilitar el rendimiento cognitivo humano? Este tipo de preguntas impulsan el trabajo pionero del profesor Frédéric Dehais, catedrático de Neuroergonomía en el ISAE-SUPAERO de Toulouse, Francia.
Neurocientífico cognitivo de formación, el profesor Dehais está a la vanguardia de un campo en expansión denominado neuroergonomía, la ciencia que aplica los principios de la neurociencia para optimizar el rendimiento humano en tareas del mundo real. Con la aviación como laboratorio, el profesor Dehais utiliza herramientas de monitorización cerebral, como escáneres craneales, en tierra y, lo que es más interesante, en vuelo, para reflejar mejor la actividad cerebral real, comprender mejor y, en última instancia, reducir los riesgos cognitivos que pueden provocar errores de los pilotos.
Su investigación, respaldada por el Fondo de Investigación AXA, no es meramente académica, sino que tiene importantes implicaciones para mejorar la gestión de los riesgos relacionados con el factor humano. Así, el profesor Dehais y su equipo están contribuyendo a crear un futuro más seguro e inteligente para la aviación.
Neuroergonomía: comprender el riesgo cognitivo para minimizar el error humano
Acuñado a principios de la década de 2000, el término combina «neurociencia» y «ergonomía». Examina cómo la función cerebral afecta al rendimiento en entornos cotidianos, como conducir un coche, manejar una máquina o pilotar un avión. Mientras que la ergonomía tradicional se centra en el diseño físico (por ejemplo, la posición del asiento o la disposición de los controles), la neuroergonomía va un paso más allá y examina la cognición humana.
Mediante herramientas como EEG (electroencefalografía) para monitorizar la actividad cerebral, dispositivos de seguimiento ocular y sensores fisiológicos, los investigadores pueden evaluar en tiempo real cómo gestionan los operarios la atención, la carga de trabajo, el estrés y la fatiga. ¿El objetivo? Alinear mejor los sistemas con las capacidades y limitaciones del cerebro, especialmente en ámbitos de alto riesgo como la aviación, la defensa, la medicina y la energía nuclear.
Cómo beneficia la neuroergonomía a la aviación
La aviación comercial es una de las industrias más reguladas y tecnológicamente avanzadas del mundo. Las cabinas modernas están equipadas con sistemas avanzados de automatización diseñados para ayudar a los pilotos a navegar en situaciones de vuelo complejas. Aunque los sistemas existentes están diseñados para minimizar cualquier posibilidad de error, hay formas de hacerlos aún más fiables si se comprende cómo reacciona el cerebro humano ante ellos.
«La automatización puede llevar a los pilotos a la complacencia», explica Dehais. «También crea situaciones en las que los pilotos dejan de estar al tanto de lo que ocurre hasta que algo sale mal, y entonces tienen que volver a intervenir muy rápidamente, bajo estrés y presión».
Estos problemas, denominados «fuera del bucle», son retos clásicos en la interacción entre humanos y máquinas. Cuando ocurre algo inesperado, como un fallo de un sensor o una anomalía meteorológica, los pilotos deben recuperar rápidamente la conciencia situacional, interpretar datos ambiguos y tomar la decisión correcta, todo ello en cuestión de segundos.
La investigación del profesor Dehais se centra específicamente en estos momentos. ¿Qué ocurre en el cerebro cuando los pilotos pasan por alto una advertencia?
¿Cómo interfieren las distracciones auditivas en la atención visual? ¿Podemos predecir cuándo un piloto está a punto de cometer un error?
Descubriendo la «sordera por desatención»
Uno de los hallazgos más influyentes del profesor Dehais se centra en un fenómeno conocido como sordera por desatención. Si bien la ceguera por desatención (la incapacidad de percibir una señal visual debido a una sobrecarga cognitiva) es bastante conocida, el profesor Dehais demostró que, bajo una gran carga de trabajo mental, las personas pueden no oír alertas auditivas críticas, incluso si el sonido es claramente audible y familiar.
En experimentos simulados en cabinas de pilotaje, los pilotos estaban tan concentrados en tareas visuales complejas que no reaccionaban a las alarmas sonoras ni a los mensajes de voz. Los registros de EEG revelaron que la señal auditiva había llegado al cerebro, pero no se procesaba a nivel consciente.
Esto tiene importantes implicaciones para el diseño de la cabina y los protocolos de seguridad. Se ha demostrado que confiar en las señales visuales además de las acústicas aumenta la eficacia de las reacciones de los pilotos. En cambio, las alertas multimodales o los sistemas adaptativos que supervisan la carga de trabajo de los pilotos y ajustan las estrategias de alerta en tiempo real podrían resultar mucho más eficaces.
Del laboratorio a la cabina de vuelo: tendiendo puentes entre la investigación y la práctica
El profesor Dehais no se limita a observar los problemas, sino que también trabaja en soluciones.
Uno de los planteamientos consiste en integrar tecnologías neuroadaptativas en la cabina. Estos sistemas utilizan datos fisiológicos en tiempo real, como la herramienta EEG o la variabilidad del ritmo cardíaco, para evaluar el estado cognitivo del piloto y adaptar la interfaz en consecuencia. Por ejemplo, si el sistema detecta que un piloto está sobrecargado, puede simplificar las pantallas, suprimir las alertas no esenciales o cambiar a un modo de comunicación más eficiente.
Otra innovación es el desarrollo de copilotos de IA, agentes virtuales entrenados para reconocer patrones de comportamiento de los pilotos y proporcionar apoyo oportuno y sensible al contexto. En lugar de sustituir a los pilotos humanos, estas herramientas tienen como objetivo mejorar las capacidades humanas e identificar los riesgos antes de que se agraven.
Es fundamental que todo esto requiera un abordaje multidisciplinario. El profesor Dehais colabora con informáticos, ingenieros aeroespaciales, psicólogos e incluso filósofos para abordar los retos técnicos, éticos y operativos que plantea la integración de herramientas basadas en el cerebro en ámbitos críticos para la seguridad.
Implicaciones para los seguros: comprender y suscribir el riesgo cognitivo
El error humano es, al menos en la mayoría de los casos, un factor que contribuye a los accidentes (alrededor del 70 %). La mayoría de ellos también implican algún tipo de fallo cognitivo, como la falta de comunicación, la percepción errónea, la distracción o la fatiga en la toma de decisiones. Comprender cómo y por qué se producen estos fallos puede ayudar a las aseguradoras a evaluar mejor el riesgo y diseñar estrategias de cobertura y mitigación más eficaces.
La neuroergonomía también abre la puerta a conocimientos más detallados y basados en datos. Si las aseguradoras pueden incorporar indicadores fisiológicos y de comportamiento en sus modelos de riesgo, podrían ofrecer incentivos personalizados a las aerolíneas que invierten en sistemas neuroadaptativos, lo que en última instancia mejoraría la experiencia de todas las partes interesadas, incluidas las aseguradoras, los colaboradores de la aviación y los pasajeros. Este sería el futuro definitivo... A corto plazo, se trata de cómo se tiene más en cuenta el aprendizaje del perfil de los distintos pilotos en los cursos obligatorios que deben cumplir para obtener la licencia y, a continuación, cómo se mejoran los programas de formación de pilotos basados en la ciencia cognitiva.
Además, los resultados pueden ser relevantes mucho más allá del sector de la aviación. Desde el transporte por carretera de larga distancia hasta el control del tráfico aéreo, cualquier industria que dependa de la vigilancia y la toma de decisiones humanas puede beneficiarse de las herramientas y los marcos que están surgiendo en el laboratorio de Dehais.
Mirando hacia el futuro: sistemas más inteligentes, cielos más seguros
A medida que los sistemas de aviación se vuelven cada vez más complejos, la integración de la neurociencia en el diseño de las cabinas y la formación de los pilotos desempeñará un papel fundamental en la mejora de la seguridad. La investigación del profesor Dehais sirve como un recordatorio vital de que, si bien la tecnología es esencial, el factor humano sigue siendo fundamental para la seguridad aérea.
El trabajo del profesor Dehais sirve como un recordatorio convincente de que el cerebro, y no los controles automatizados, es el centro de la seguridad aérea. Al integrar la neurociencia en la cabina, está ayudando a los pilotos y a quienes los aseguran a adelantarse a los riesgos en un entorno cada vez más peligroso.
Como principal aseguradora de casi el 90 % de las aerolíneas y colaborador desde hace mucho tiempo del sector, nuestro compromiso se basa en una profunda experiencia y un riguroso análisis de riesgos para diseñar soluciones a medida y sostenibles. Al adoptar los principios de la neuroergonomía, no solo podemos mejorar nuestras prácticas de suscripción, sino también contribuir a un panorama de la aviación más seguro e inteligente.
Para obtener más información sobre el trabajo del profesor Frédéric Dehais y el compromiso del Fondo de Investigación AXA con el avance de la ciencia del riesgo, visita
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